jueves, 19 de noviembre de 2009


El rey Alfonso X, tenía buenas virtudes, pero había arruinado a la hacienda nacional y empobrecido al pueblo. Ante el descontento su propio hijo se alzó en armas para restablecer la ley y el orden; sin usar la fuerza, atrajo a sus partidarios y evitó el combate directo con su padre. Con un poderoso ejército fue reconocido como rey, siendo jurado y acatado en todas las ciudades menos en Sevilla, donde el rey Alfonso X se había refugiado.
Don Sancho dejó que la ciudad siguiera fiel a Don Alfonso hasta sus últimos días sirviéndole, y como muestra de su gratitud a Sevilla, concedió al Ayuntamiento que en su escudo pusiera el lema con las sílabas NO y DO, y entre ellas una madeja.
Su lectura es: NO-MADEJA-DO, que es la expresión fonética sevillana con que se pronuncia la frase NO ME HA DEJADO.

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